domingo, 19 de noviembre de 2017

CONTRASTES ENTRE EL VIEJO Y EL NUEVO PACTO.



CONTRASTES ENTRE EL VIEJO Y EL NUEVO PACTO.


Por Eduardo Mondaca

¿Qué era el Viejo Pacto?

Así se denomina en el Nuevo Testamento, al pacto que hiciera Dios con Israel en el Sinaí el día que les entregó los diez mandamientos, y las leyes que le regirían como pueblo de Jehová sobre la tierra (Ex.19:5). Este pacto tuvo validez desde ese día recién mencionado, hasta la muerte de Cristo en la cruz, quién con su sacrificio puso fin al viejo o primer pacto, y dio comienzo a uno nuevo, a un mejor pacto; ambos pactos constituyen en sí, el cuerpo y alma de toda la Biblia. Estos dos pactos tienen gran similitud entre sí, pero al mismo tiempo difieren considerablemente el uno del otro. Uno actúa sólo como figura y sombra, mientras que el otro, es la imagen misma.

Hebreos 9:1 dice, que el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal, mientras que el capítulo 8 y verso 5 dice, que ese culto y ese santuario, eran “figura y sombra de las cosas celestiales”, lo cual significa, que todo lo que constituía el viejo pacto; su sacerdocio, su culto, su santuario, todo era sombra o símbolo de las cosas celestiales. Hebreos 10 comienza diciendo que la ley tenía la sombra de los bienes venideros, y no la imagen misma de las cosas. El primer pacto solo fue sombra. La ley, el santuario, el sacerdocio, el culto judío y su templo, solo fue sombra de cosas mejores, y que estaban en el futuro de ellos, pero Israel nunca lo entendió. La sombra indicaba que había una imagen; nadie podía verla, pero todo el sistema del viejo pacto hablaba de esa imagen. Cada detalle, cada elemento, constituía una sombra y figura de una imagen superior, y que el escritor a los hebreos llama “bienes venideros”. Esos bienes venideros, era un nuevo pacto que Dios haría (Jer.31:31), pero no uno más, sino, el más importante de todos; un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (Heb.8:6); un pacto eterno (Heb.13:20). Al decir: Nuevo Pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer (Heb. 8:13).

¿Qué es el Nuevo Pacto?

El nuevo pacto es la nueva economía de Dios; el nuevo orden divino para el hombre, y lo constituyen Cristo y su Iglesia. Ambos, en su calidad de Sumo Sacerdote y real sacerdocio, conforman el reino de Dios sobre la tierra; el misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres (Ef.3:5).

Cuando Juan el bautista aparece en la escena pública predicando en el desierto de Judea, en su calidad de precursor del mesías, su mensaje era este: (Mt. 3:2) “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Ese reino del que Juan hablaba, era el reino de Dios, el mismo que Jesús confirmó después que Juan fue encarcelado, diciendo: (Mr.1:15) “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.  Esa palabra es clave: “El tiempo se ha cumplido”. ¿De qué tiempo cumplido está hablando Jesús? Del tiempo anunciado por los profetas antiguos. Tiempo en el que Dios establecería un nuevo pacto con la casa de Israel (Jer.31:31), y traería su reino sobre la tierra. Daniel 2:44 dice:  “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”. Hay muchos que ven el reino profetizado por Daniel, como un evento todavía futuro, aunque leen lo mismo que leemos nosotros, pareciera que ellos no entendieran lo que leen. Jesús dijo claramente, que su reino estaba presente: (Lc.17:21) “… porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros”; que ya había llegado: (Lc.11:20) “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros”. Ese reino era el nuevo pacto, la nueva alianza que Dios confirmaría con muchos (Dn.9:27), por medio de la sangre de Jesucristo (Mt.26:28).

Todas las figuras del primer pacto (Israel, la ley, el templo y su culto), había llegado a su fin; la imagen ya era una realidad, Jesucristo el sumo sacerdote de los bienes venideros (Heb.9:11) estaba presente; por tanto, era necesario quitar lo primero, el viejo pacto, para establecer esto último (Heb.10:9), el nuevo pacto.

¿Cuál fue la función del Primer Pacto?

En el viejo pacto, se escondía toda la gloria del nuevo. Pablo habla del misterio oculto desde los siglos y edades, y que ahora ha sido manifestado a los santos que es la iglesia. Ese misterio era Cristo, la gloria del nuevo pacto (Col.1:26, 27). El pacto entre Dios e Israel en el pasado fue como un contrato matrimonial. Dios tomó a Israel como su esposa legítima (Jer.3:14), y por medio de la ley dada en el monte Sinaí, quedaron estipuladas legalmente las mutuas obligaciones y promesas de ambas partes (Ex.34:14). Lamentablemente Israel no fue fiel al pacto (Jer.3:20; 31:32), por lo que Dios en conformidad con las disposiciones pactadas (Deut.28:15) desechó a su pueblo elegido, y transfirió todas las promesas a una nueva esposa, la iglesia. Todas las promesas hechas a Israel en el viejo pacto, se cumplen en la Iglesia.

La gloria del Viejo Pacto

Se ha escrito y hablado bastante con respecto a los materiales con que estaba construido el tabernáculo y su simbología, pero me parece que muy poco, o tal vez, nada se ha dicho sobre lo que representaba el culto que en él se ofrecía. Es sorprendente descubrir, todo lo que guardaba la gloria de la vieja alianza, en especial su culto levítico. En los capítulos 8, 9 y 10 de Hebreos, el escritor hace prácticamente una recreación escrita sobre el culto y los procedimientos que se desarrollaba en el santuario bajo el viejo pacto, destacando las diferentes ceremonias que se realizaban en cada una de las partes del tabernáculo, y su respectivo paralelismo con “los bienes venideros”, que es el nuevo pacto.

El tabernáculo y todo su culto levítico fueron figura de Cristo y su obra completa de la redención. Tanto el sacrificio continuo, es decir, el que se realizaba diariamente en el altar, como el que se realizaba una vez al año en el día de la expiación, prefiguraban al sacrificio expiatorio de Cristo, desde su misma muerte en la cruz  hasta su retorno en gloria en su segunda venida;  pero no se nos ha dicho o explicado el significado completo de esta figura, tal vez, porque no lo han visto claramente; pero permítame mostrarle la figura y su imagen tal cual nos la enseña la Biblia. Ponga mucha atención a lo que va a leer.

El acto supremo de la redención, tiene su figura máxima en el gran día de la expiación, cuando el sumo sacerdote, figura de Cristo, realizaba toda la ceremonia. Toda la observancia de este acto supremo se registra principalmente en Levíticos capítulo 16

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