"El
pacto de Dios con su pueblo"
El pacto antiguo que
Dios hizo con su pueblo en el monte Sinaí y mejorado con la muerte de Jesús en
la cruz, conocido como el nuevo pacto, su propósito ha seguido vigente para
cada cristiano hoy día.
Aunque este pacto fue
hecho con Adán, y más tarde se le renovó a Abrahán, no pudo ratificarse sino
hasta la muerte de Cristo. Existió en
virtud de la promesa de Dios desde que se indicó por primera vez la posibilidad
de redención. Fue aceptado por fe: no
obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto nuevo.
La ley de Dios ha sido
la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al
hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder
obedecer la ley de Dios.
Dios le hizo una
promesa a Abraham: “Camina delante de mí y sé perfecto. Yo cumpliré mi pacto
entre yo y tú, y te multiplicaré en gran manera. Tú serás padre de muchas
naciones." Génesis 17:1-5.
"En tu simiente
serán benditas todas las naciones de la tierra" (Génesis 22: 18). Esta fue "la bendición de Abraham"
que habría de extenderse también a los gentiles por medio de Jesucristo
"para que la bendición de Abraham en los gentiles fuese en Cristo Jesús;
para que por la fe recibamos la promesa del Espíritu. (Gálatas 3: 14). Todos los que son de Cristo ciertamente son
"linaje de Abraham" y "herederos según la promesa" (Gálatas
3: 29).
El Señor hizo un pacto
especial con el antiguo Israel: "Ahora pues, si diereis oído a mi voz, y
guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los
pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de
sacerdotes y gente santa" Éxodo 19: 5-6.
También se dirige al
pueblo que guarda sus mandamientos en los últimos días diciendo: "Mas
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable". (1 Pedro. 2: 9.)
Y habló Jehová con
vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción
de oír la voz, ninguna figura visteis. Y él os anunció su pacto, el cual os
mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de
piedra. Deuteronomio 4: 12,13
En la Biblia aparecen
dos pactos: uno "antiguo" y otro "nuevo". En realidad, no hay más que un pacto: el plan
de salvación, que es un "pacto eterno". El pacto eterno es
sencillamente lo que Dios ha dispuesto para la salvación de la raza
humana. Este pacto fue establecido con
Adán en el Edén y más tarde fue renovado con Abrahán.
Los términos del pacto
antiguo eran: Obedece y vivirás. "El hombre que los hiciere, vivirá en
ellos" (Eze. 20: 11; Lev. 18: 5.); pero "maldito el que no confirmare
las palabras de esta ley para cumplirlas." (Deut. 27: 26.)
El nuevo pacto se
estableció sobre la promesa del perdón de los pecados y de la gracia de Dios
para renovar el corazón y ponerlo en armonía con los principios de la ley de
Dios.
"He aquí, vienen
días en que haré con la casa de Israel un nuevo pacto, no como el pacto antiguo
que rompieron, este es el nuevo pacto que haré con la casa de Israel. Pondré mi
ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y
ellos serán mi pueblo". La ley de
Dios era la base del antiguo pacto que Dios hizo con Israel... (Exo. 19: 5- 8;
34: 27, 28); y también era la base del nuevo pacto bajo el cual prometía
escribir la ley divina en el corazón. Véase, Jeremías 31: 31 - 34. Hebreos 8: 8 - 12. Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos, y guardéis mis
derechos, y los pongáis por obra.
Ezequiel 36:27.
Las condiciones por las
cuales puede ganarse la vida eterna bajo el nuevo pacto, son las mismas que
había bajo el antiguo pacto, basado en la obediencia. Este pacto tiene el mismo
valor hoy día como la tuvo cuando el
Señor lo hizo con el antiguo Israel. En el nuevo pacto en que nos ha tocado
vivir somos uno en Cristo Jesús, (Gálatas
3:28) y debido a eso debemos reconocer los reglamentos establecidos por
Dios en el nuevo pacto que se basan en la obediencia.
Era sorprendente para
judíos y gentiles que ambos hubieran entrado en la relación del nuevo pacto con
el Mesías por los mismos medios, aun cuando los primeros tenían la ventaja de
haber recibido antes la palabra divina (Rom. 3: 1-2). "Ya no hay judío ni
griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos vosotros
sois uno en Cristo Jesús." Gálatas
3:28.
Los judíos eran el
pueblo escogido de Dios, por medio del cual se había propuesto bendecir a todas
las naciones de la tierra. De entre ellos Dios había levantado muchos profetas.
Estos habían predicho el advenimiento de un Redentor que iba a ser rechazado y
muerto por aquellos que hubieran debido ser los primeros en reconocerlo como el
Prometido.
Pablo declara en
Romanos 10: 20, 21. "E Isaías determinadamente dice: Fui hallado de los
que no me buscaban; (gentiles) manifiésteme a los que no preguntaban por mí. Más
acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y
contradictor". Véase Isaías 65: 1,
2.
Aunque Israel rechazó a
su Hijo, Dios no los rechazó a ellos.
Escuchemos cómo continúa Pablo su argumento: "Por tanto pregunto:
¿Acaso rechazó Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque yo mismo soy
israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. Dios no
rechazó a su pueblo, al cual conoció de antemano. ¿O no sabéis lo que dicen las
Escrituras en el caso de Elías, cuando consultó con Dios contra Israel? Dice:
Señor, han matado a tus profetas y han derribado tus altares; y yo he quedado
solo, y procuran quitarme la vida. Pero,
¿qué le dice la respuesta divina? He dejado para mí siete mil hombres que no
han doblado la rodilla delante de Baal.
Así también, en este tiempo presente se ha levantado un remanente según
la elección de gracia. Romanos 11:1- 5 (RVA)
"Como también en
Óseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, (gentiles) Y a la no
amada, amada. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,
Allí serán llamados hijos del Dios viviente. También Isaías clama tocante a
Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan
sólo el remanente será salvo. Romanos 9: 25 - 29. (Óseas 2:23, Isaías 10: 22, 23)
El apóstol pablo dice
que Dios levantó un remanente de entre el pueblo, del cual él era parte, y a
ese remanente lo envío primero a predicar el mensaje de salvación a las ovejas
perdidas de Israel. Mateo 10: 1 - 6.
"El
pueblo desecha la palabra de Dios"
"Entonces Pablo y
Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: "A vosotros a la verdad era
necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la
desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a
los gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para
luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la
tierra. Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del
Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Hechos 13:
46-49.
A pesar del fracaso de
Israel como nación, había entre ellos un buen remanente que se salvaría. En el
tiempo del advenimiento del Salvador, había hombres y mujeres fieles que habían
recibido con alegría el mensaje de Juan el Bautista, y habían sido inducidos
así a estudiar de nuevo las profecías concernientes al Mesías.
Cuando se fundó la
iglesia cristiana primitiva, estaba compuesta de estos fieles judíos que
reconocieron a Jesús de Nazaret como Aquel cuyo advenimiento habían anhelado. A
este remanente se refiere Pablo cuando escribe: "Si el primer fruto es
santo, también lo es todo, y si la raíz es santa, también lo son las
ramas."
Pablo compara el
residuo de Israel a un noble olivo, algunas de cuyas ramas habían sido
cortadas. Compara a los gentiles a las ramas de un olivo silvestre, injertadas
en la cepa madre. "Que si algunas de las ramas fueron quebradas escribe a
los creyentes gentiles, y tú, siendo acebuche, has sido ingerido en lugar de
ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la grosura de la oliva; no
te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz,
sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron quebradas para que yo fuese
ingerido. Bien: por su incredulidad fueron quebrados, mas tú por la fe estás en
pie. No te ensoberbezcas, antes teme, que si Dios no perdonó a las ramas
naturales, a ti tampoco no perdone. Mira, pues, la bondad y la severidad de
Dios: la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo,
si permanecieres en la bondad; pues de otra manera tú también serás
cortado." Léase Romanos 11:16-24.
El pueblo de Israel por
su desobediencia al pacto cayeron, esto es un ejemplo para cada creyente en
estos días, si no nos sometemos a la voluntad de Dios estamos quebrando el
pacto que Dios ha establecido desde el principio. Nosotros somos parte del
pueblo de Israel, hemos sido injertados al tronco del olivo. Las mismas
ordenanzas que Dios les dio a ellos en el pacto son para nosotros también. No
podemos decir, los diez mandamientos fueron para los judío, no, también son
para cada creyente que ha entrado en el nuevo pacto. Para cada uno de nosotros.
En el nuevo pacto
fueron abolidas las leyes de rito y ceremonias tales como, Cédula de los ritos,
comida, ó en bebida, ó en parte de día de fiesta, ó de nueva luna, ó de sábados
rituales que se celebraban una vez al
año. Estas representaban la sombra de lo porvenir, que es Cristo. Todo esto fue
quitado de en medio y clavado en la cruz; Lo cual es la sombra de lo por
venir; mas el cuerpo es de Cristo. Colosense 2: 14-17.
En el nuevo pacto Jesús
dijo: "Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo
también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor."
Juan 15:10. "Aquí está la paciencia
de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de
Jesús." Apocalipsis 14:12, Hebreos 4: 4-11.
Pablo como apóstol de
los gentiles dice: "la ley á la verdad es santa, y el mandamiento santo, y
justo, y bueno". Romanos 7:12.
"En los últimos
días líderes religiosos dejaran a un lado la sana doctrina"
"Quiero que anuncies el mensaje de Dios
en todo momento. Insiste en anunciarlo, aunque no parezca ser el mejor momento.
Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha
paciencia. Porque llegará el día en que la gente no querrá escuchar la buena
enseñanza. En cambio, querrá oír enseñanzas diferentes. Por eso buscará
maestros que le digan lo que quiere oír. La gente no escuchará la verdadera
enseñanza, sino que pondrá atención a toda clase de cuentos. (2Timoteo 4:2-4.
(Nueva versión, Biblia lenguaje sencillo)
Conclusión:
Es muy importante que
comprendamos que el pacto que Dios hizo con su pueblo luego fue mejorado con la
muerte de Jesús.
¡Jesucristo
fue hecho un pacto para nosotros: Él es el Mediador y el Ejecutor del nuevo
pacto!
El deseo del corazón de
Dios no es que el hombre le sirva y sea sumiso ante Él. ¡Dios desea darle al
hombre todo lo que Él es para que el hombre lo disfrute y lo exprese! Por eso
Dios creó al hombre y lo colocó frente al árbol de la vida. ¡Él quería que el
hombre lo disfrutara y lo tomara como su vida! Por esta razón Dios llamó a
Abraham e hizo un pacto con él, prometiéndole a él y a su descendencia que
serían bendecidos. Igualmente por esto Dios escogió un pueblo, Israel, y moró
entre ellos. Por la misma razón Dios se hizo hombre en la persona del Señor
Jesús; llegó a ser el Espíritu vivificante en Su resurrección y regeneró a
muchos creyentes en Cristo para ser Su Cuerpo, para que este Cuerpo fuera Su
expresión y reproducción. Todo por esto: ¡Dios desea impartir todo lo que Él
es, todas las riquezas de Su ser, dentro del hombre, para que el hombre pueda
disfrutarle, sea lleno de Él y exprese a Dios de manera espontánea! Aunque el
hombre cayó y llegó a ser pecador, ofendiendo a Dios hasta el extremo, Dios
todavía quiere lo mismo. En Su sabiduría el ofreció a Cristo para rescatar al
hombre del enemigo y que el hombre pudiera cumplir todos los requisitos de la
justicia, la santidad y la gloria de Dios. ¡Cristo vivió como hombre sobre la
tierra de manera perfecta, fue llevado a una muerte que es todo-inclusiva y
trajo al hombre de regreso a Dios!
En el antiguo
Testamento vemos que Dios puso a Cristo por pacto a Su pueblo. Isaías 42:6
dice:
Yo Jehová te he llamado en justicia, y te
sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de
las naciones,
Jesucristo fue hecho
pacto para nosotros. ¡Él es la garantía de Dios, el fiador de Dios, pues Él es
la herencia para Su pueblo! Este pacto es más sólido que una mera promesa. ¡Es
algo validado y promulgado, es decir, anunciado y puesto en vigor por la sangre
derramada de Cristo (Mt 26:28)! Cristo promulgó el nuevo pacto (el cual
finalmente llegó a ser testamento nuevo) con Su sangre, para la redención de
las transgresiones del pueblo de Dios. Él redimió al hombre de vuelta a Dios e
hizo al hombre apto para heredar todo de Dios. Ahora Dios es nuestra herencia.
¡El Espíritu es las arras de nuestra herencia (Ef 1.14) y Cristo es el fiador
del nuevo pacto! (Heb 7:22). ¡Los atributos divinos de Dios han llegado a ser
las inescrutables riquezas de Cristo, que nosotros heredamos, y el Dios Triuno
completo es la garantía y las arras que nos asegura y nos adelantan que esto
efectivamente está ocurriendo! Cristo es el nuevo pacto que Dios nos entrega.
Él es la garantía, la seguridad del nuevo pacto. Él promulgó el nuevo pacto y
en Su resurrección Él llegó a ser todo nuestro legado (herencia) según este
nuevo pacto y Él es también el Mediador, el Ejecutor, para llevar a cabo este
nuevo testamento (Heb 9:15-17).
¡Esto es grandioso!
¡Cristo lo es todo en la economía de Dios y Él es lo único que Dios nos
entrega! ¡Él es el Amado de Dios, la corporificación de todo lo que Dios es y
todo lo que Dios tiene, y nuestra porción según el testamento nuevo asignado
por Dios a nosotros! ¡Hoy Cristo es el Mediador de este nuevo arreglo, pacto
nuevo, que asegura que todos Sus creyentes puedan disfrutar a Dios hasta el
máximo! ¡También asegura que todos nos beneficiemos de este nuevo pacto!
Cristo, como el Ejecutor del nuevo pacto está haciendo que todo nuestro legado,
según este nuevo pacto (que está contenido en el Nuevo Testamento) esté siendo
aplicado y hecho real para nosotros, los creyentes en Cristo. Él, como la
centralidad y universalidad de la economía de Dios, es la realidad del nuevo
testamento. ¡El mismo Cristo, siendo tan rico, es el pacto que Dios nos
entrega! ¡Por un lado, es un “pacto legal”, que establece obligaciones. Esto
compromete a Dios a darnos todo lo que Él es. ¡Por otro lado, Cristo en nuestro
espíritu es la realidad del nuevo pacto! Cuando nos volvemos a nuestro
espíritu, disfrutamos a Cristo como nuestro Mediador. ¡Él nos aplica todas las
riquezas de Dios, todo lo que Dios es y tiene, y todo lo que Cristo ha logrado!
[Del Estudio-vida de Isaías tal como se cita en la Palabra santa para el
avivamiento matutino sobre el estudio de cristalización de Isaías (2)] [read
more this sharing in English also via, Jesus Christ became a covenant to us: He
is the Mediator and Executor of the new covenant!]
¡Gracias Señor por el Nuevo pacto! ¡Eres la
Persona todo-inclusiva que pasó por este maravilloso proceso para llegar a ser
el nuevo pacto que Dios nos da! ¡Señor, que sigamos disfrutándote como la
realidad de todo lo que Dios quiere ser para nosotros y todo cuánto quiere
darnos! ¡Continúa aplicando todas las riquezas de Dios a nuestro ser y todo lo
que has logrado! ¡Que sigamos volviéndonos a nuestro espíritu para tocar la
realidad del nuevo pacto! ¡Gracias Señor por hacernos aptos para disfrutar todo
lo que eres y has logrado!