Por: Prof. Frank Jhonattan Weffer
Judas Iscariote, hijo
de Simón (Juan 13. 26) fue discípulo, escogido y nombrado apóstol (Lucas
6:14-16)
por Jesús de Nazaret, aunque llego al Señor por el Padre que está en los cielos
(Juan 6. 65). Instruido con autoridad junto con los otros apóstoles para predicar,
sanar a los enfermos, resucitar a los muertos, limpiar a los leprosos y
expulsar demonios (Mateo 10:6-8) (Marcos 3:14-15), es considerado como amigo íntimo
por el propio Jesús (Juan 13. 18) (Salmos 41:9), tanto que se le conocía como
el administrador o tesorero del Señor (Juan 13. 29).
Como todos los apóstoles de Jesús, era probado en
la fe por el mismo Señor (Juan 13:10-11), es mencionado en la biblia como
“diablo” (Juan 6:70) y “ladrón” (Juan 12:6).
Fue Judas
Iscariote quien cuestiono a María por haber derramado un Frasco de Perfume de
Nardo sobre los pies de Jesús (Juan 12.5), entonces entro satanás en el (Lucas
22. 3), para posteriormente dirigirse hasta los principales sacerdotes y
discutir la oferta con los mismos a cambio de entregarle al Hijo del Hombre
(Mateo 26. 14-15) (Marcos 14. 10), y tomando una compañía de soldados y
alguaciles, se dirigió hasta el lugar donde se encontraba Jesús de Nazaret para
entregarle y apresarle (Juan 18. 3).
Las
escrituras señalan, que este discípulo al ver que había entregado a un hombre
inocente fue arrepentido hasta los sacerdotes y les devolvió las 30 monedas de
plata (Mateo 27. 3) y fue, y se ahorco (Mateo 27. 5), aunque el Libro de los
Hechos de los Apóstoles (1. 18) menciona que se cayó de cabeza y se reventó
hasta salírsele las vísceras.
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