miércoles, 19 de diciembre de 2018

Las características del pecado


Las características del pecado.


Si una persona pensaba que tenía lepra, debía ir al sacerdote para que le examinara. Nótense las características de la lepra y cómo es un cuadro del pecado: 

A.   Es más profundo que la piel (v. 3). 

La lepra no era sólo una erupción superficial; era mucho más profunda que la piel. ¡Cuán parecido al pecado! El problema no está en la superficie. Mucho más profundo que la piel, el problema yace en la naturaleza pecadora humana. La Biblia no tiene nada bueno que decir respecto a la carne (la vieja naturaleza), porque nuestra naturaleza pecadora es la fuente de muchos de nuestros problemas. Los pecadores no pueden cambiar con remedios superficiales; necesitan el cambio de sus corazones. Véanse Jeremías 17.9; Romanos 7.18; Salmo 51.5y Job 14.4. 

B.   Se esparce (v. 7). 

La lepra no era una llaga aislada en alguna parte del cuerpo; tenía una manera de esparcirse y contagiar a todo el cuerpo. El pecado también se esparce: empieza con un pensamiento, luego sigue un deseo, después un acto, luego los terribles resultados (Stg 1.13–15). Lea 2 Samuel 11 y vea cómo el pecado se diseminó en la vida de David: dejó su ejército cuando debería haber estado luchando; permitió que sus ojos se fijaran en la mujer de su prójimo; codició; cometió adulterio; mintió; emborrachó a Urías, su prójimo; y por último asesinó al hombre.
 
C.   Contamina (vv. 44–46). 

Esto significa, por supuesto, impureza ceremonial; a los leprosos no se les permitía participar en los servicios religiosos. Se les obligaba a marcarse como leprosos y a gritar: «¡Inmundo! ¡Inmundo!», para advertir a los que le rodeaban. Cualquiera que tocaba a un leproso también quedaba contaminado. Esta es la tragedia del pecado: ensucia la mente, el corazón, el cuerpo y todo lo que toca. Un pecador puede contaminar a toda la casa; piense en Acán (Jos 7). Jamás ninguno fue más limpio por el pecado, porque el pecado es el gran contaminador de la humanidad. 

D.   Aísla (v. 46). «Habitará solo». 

Qué palabras tan tristes. «Fuera del campamento», en el lugar de rechazo era el único sitio para el leproso. El pecado siempre aísla a las personas. Les separa de su familia, amigos y, finalmente, de Dios. Cuando Cristo fue hecho pecado por nosotros clamó: « ¿Por qué me has abandonado?» El pecado separa a las personas de Dios; y en esto consiste el infierno. 

E.   Destina a las cosas para el fuego (v. 52). 

Cualquier prenda de vestir que se hallaba contaminada con lepra debía quemarse. Hay un solo lugar para el pecado y ese es en el fuego del juicio. Jesús describe el infierno como un lugar donde el fuego nunca se extingue (Mt 9.43–48). Es triste pensar en millones de «leprosos espirituales» que se consignan al fuego eterno del juicio debido a que nunca han confiado en Cristo como su Salvador. ¡Cuán importante es que le digamos al mundo las buenas nuevas del evangelio! La gente puede reírse del pecado, excusarlo, o tratar de disculparlo, más para Dios el pecado es serio. Nótese en Isaías1.4ss el uso que el profeta hace de la lepra como un cuadro del pecado.