Las características del pecado.
Si
una persona pensaba que tenía lepra, debía ir al sacerdote para que le
examinara. Nótense las características de la lepra y cómo es un cuadro del
pecado:
A.
Es
más profundo que la piel (v. 3).
La
lepra no era sólo una erupción superficial; era mucho más profunda que la piel.
¡Cuán parecido al pecado! El problema no está en la superficie. Mucho más
profundo que la piel, el problema yace en la naturaleza pecadora humana. La
Biblia no tiene nada bueno que decir respecto a la carne (la vieja naturaleza),
porque nuestra naturaleza pecadora es la fuente de muchos de nuestros
problemas. Los pecadores no pueden cambiar con remedios superficiales;
necesitan el cambio de sus corazones. Véanse Jeremías 17.9; Romanos 7.18; Salmo
51.5y Job 14.4.
B.
Se
esparce (v. 7).
La
lepra no era una llaga aislada en alguna parte del cuerpo; tenía una manera de
esparcirse y contagiar a todo el cuerpo. El pecado también se esparce: empieza
con un pensamiento, luego sigue un deseo, después un acto, luego los terribles
resultados (Stg 1.13–15). Lea 2 Samuel 11 y vea cómo el pecado se diseminó en la
vida de David: dejó su ejército cuando debería haber estado luchando; permitió
que sus ojos se fijaran en la mujer de su prójimo; codició; cometió adulterio;
mintió; emborrachó a Urías, su prójimo; y por último asesinó al hombre.
C.
Contamina
(vv. 44–46).
Esto
significa, por supuesto, impureza ceremonial; a los leprosos no se les permitía
participar en los servicios religiosos. Se les obligaba a marcarse como
leprosos y a gritar: «¡Inmundo! ¡Inmundo!», para advertir a los que le
rodeaban. Cualquiera que tocaba a un leproso también quedaba contaminado. Esta
es la tragedia del pecado: ensucia la mente, el corazón, el cuerpo y todo lo
que toca. Un pecador puede contaminar a
toda la casa; piense en Acán (Jos
7). Jamás ninguno fue más limpio por el pecado, porque el pecado es el
gran contaminador de la humanidad.
D.
Aísla
(v. 46). «Habitará solo».
Qué
palabras tan tristes. «Fuera del campamento», en el lugar de rechazo era el
único sitio para el leproso. El pecado siempre aísla a las personas. Les separa
de su familia, amigos y, finalmente, de Dios. Cuando Cristo fue hecho pecado por nosotros clamó: « ¿Por qué me has
abandonado?» El pecado separa a las personas de Dios; y en esto consiste el
infierno.
E.
Destina
a las cosas para el fuego (v. 52).
Cualquier
prenda de vestir que se hallaba contaminada con lepra debía quemarse. Hay un
solo lugar para el pecado y ese es en el fuego del juicio. Jesús describe el
infierno como un lugar donde el fuego nunca se extingue (Mt 9.43–48). Es triste pensar en millones de «leprosos espirituales» que se
consignan al fuego eterno del juicio debido a que nunca han confiado en Cristo
como su Salvador. ¡Cuán importante es que le digamos al mundo las buenas nuevas
del evangelio! La gente puede reírse del pecado, excusarlo, o tratar de
disculparlo, más para Dios el pecado es serio. Nótese en Isaías1.4ss el uso que el
profeta hace de la lepra como un cuadro del pecado.